Las horas corren…, y se alejan… El día pasa…, y la noche llega…
Tan sólo las luces que entran de la calle alumbran su traslado a la guarida de los sueños. El ruido de una puerta ajena cierra de golpe el todavía fresco sentir de su beso, entonces ya grabado en los ecos de sus recuerdos… Unos pasos sigilosos deambulan entre las penumbras hipnotizando el pensamiento de su alma amante despierta, embriagada por el lívido aroma vertido de su cuerpo, que por esta vez, alberga una emoción muerta.
Las horas corren…, y se alejan… La noche pasa, y el día llega…
Vagos ápices de luz se cuelan entre los párpados que esconden protectores su mirada perdida. La brisa estremece su piel brindando consciencia a su mente, que por la esperanza de una caricia y el deseo de un consuelo aún delira. Los pliegues de sus cálidas sábanas guardan celosos las pasiones de su corazón encendido destiladas, ahogando la cordura encarcelada en sus ojos ya entreabiertos, que por esta vez, una más, enmarcan su sonrisa pintada.
Las horas corren…, y se alejan… Los días pasan, su tiempo llega…
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